Otra noche mas vagando por el cementerio. Esta se presentó particularmente
Tétrica y misteriosa, desde que el día le cedió el lugar se levantó una niebla
Tenue pero persistente, dándole a la noche un tono amarillento, como si
Todo fuera antiguo y descolorido. Las húmedas y frías lápidas reflejan
escasamente las luces de la calle cercana que sobrepasan las sombras del
Muro. Sobre el techo de los panteones se deslizan furtivas y silenciosas sombras,
Gatos callejeros que persiguen ratas, estas son atraídas por el olor nauseabundo
Que inevitablemente escapa de algún nicho o panteón, y se mezcla con el aroma
De marchitas flores que mueren lentamente dentro de jarrones cuarteados de
Tiempo e intemperie. Irónicamente el cementerio también es creador de vida,
Cientos de insectos emergen de las grietas, alimentados de corrompidos y
Putrefactos cadáveres. Una luna desgastada apareció en el cielo pero pronto
Fue cubierta por un ejercito desordenado de nubes. Algunos crujidos interrumpen
El silencio, maderas de ataúdes que se agrietan o colapsan, vencidas por años
De oscuridad y abandono.
Ya siento que el día se avecina, antes de que el primer rayo de luz toque el cielo
Regreso a mi tumba.